Cuando la respuesta es Islandia

Cuando no puedes más. Cuando no sabes cual es tu lugar, ni que estas haciendo o no haciendo, con tu vida.

Cuando todo te ahoga y al mismo tiempo te parece absurdo e insignificante.

Cuando te sientes tan pequeñita que hasta podrías llegar a parecer invisible.

Cuando nada de lo que te rodea te hace realmente feliz.

Cuando tus expectativas al volver a tu ciudad de origen se estallan contra un muro, y por mucho que intentes recomponerlas, ves que no van, que no sirve de nada.

Cuando la palabra decepción se convierte en ya una habitual.

Cuando estás a punto de estallar, pero sabes (y lo sabes porque lo estás sintiendo, puede que sea intuición o puta cabezonería) que algo va a cambiar.

Estás al límite pero “algo” (indescriptible) te está diciendo que en breve te va a pasar “algo” (descriptible) heavy (véase también cojonudo, increíble, fascinante, amo a mi karma)

Un buen día de marzo llegas a casa y te dedicas a incordiar a tu compañero de piso con tu certeza absoluta de que ahora empieza tu ciclo lunar y tu vida va a cambiar radicalmente, él que te conoce y te quiere, intenta no tomarte por tarada y te sugiere que escuches lo último de Love of Lesbian (ojo que también lo hice eh). Tus amigas las pobres te dan la razón como a los locos y te animan a que no decaigas en tu pensamiento positivo, porque ante todo el positivismo es lo único que no se te ha ido cayendo por el camino. Tu mejor amigo te impulsa a que sigas fijándote ese cambio como objetivo, aunque ni tú ni él sepáis de que va el tema todavía.

Y es que a veces pareces una puta niñata que se niega a crecer y sigue «esperando la casualidad de su vida, la más grande», porque sigues creyendo en las casualidades y el destino como en la peli de Medem, y soñando con vivir algún día en El Circulo Polar, ver el sol de medianoche y alucinar con las auroras boreales. (Quienes me conocen mucho saben que este era el sueño de mi vida)

Y pasó.

Sin darme cuenta, en menos de un mes la casualidad que estaba esperando apareció en mi vida de la forma más inexplicablemente curiosa, así que… decidí hacer las maletas y venirme a vivir a Islandia.

Recuerdo como si fuese justo ayer, como a mi cabeza venía una y otra vez “el karma es mi casualidad, esto es el karma”, por una vez tenía que tocarme no?

Ni en mis mejores fantasías podía imaginar todo lo que estoy viviendo y la belleza que he podido llegar a ver en este país, es increíble, os lo prometo.

Seis meses después las dos palabras que podrían definir a la perfección mi estado físico y mental son PAZ y FELICIDAD.

Llevo muchísimo tiempo sin escribir en el blog y creo que ahora es buen momento de retomarlo, porque me apetece seguir escribiendo y compartiendo momentos, ideas y vivencias.

Mi idea es continuar con este blog que tantas alegrías me ha dado y en ocasiones fue mi vía de escape, al menos de manera creativa, y además ir contando como es la vida aquí en Islandia, sus lugares, costumbres, la gente, viajar por aquí, incluso dudas a las que me enfrento y voy resolviendo poco a poco sobre todo relacionadas con vivir aquí, requisitos, papeleos varios y etc. Y por su puesto os voy a hablar de moda, música, belleza y lifestyle que es bastante diferente a lo que estaba acostumbrada en España.

Muchísimas gracias a los que seguís leyéndome a pesar de mi larga ausencia, y gracias a los nuev@s, espero que os quedéis por aquí 😉 , este posiblemente sea uno de los post más personales  he escrito hasta la fecha, pero la ocasión, el letargo y los más de 3000km de distancia lo requerían ¿o no?

Por cierto ¿Sabíais que el primer CD de música que me regalaron mis amigas cuando íbamos al instituto fue de Björk? Bonita casualidad.

Un beso