Todos queremos un sí
Cómo una aparente sencilla palabra te puede cambiar la vida.
La palabra a la que todos en algún momento aspiramos, un sí.
Sí. Rotundo y sonoro.
Sí como adverbio.
Sí como el poema de Rudyand Kipling (leedlo)
Todos queremos ser un sí como decisión, un sí como elección. Queremos ser felices, concepto idealizado en nuestra cabeza sobre lo que debe o no debe ser ese estado llamado felicidad.
Queremos un alguien que nos desgarre, que nos ame y que nos acepte, que admire y que nos respete.
Queremos viajar, a Islandia, a Isla Mujeres, a Australia o a Egipto, o a todo aquel lugar que nos sacuda y nadie nos conozca.
Queremos cumplir sueños, trabajar en nuestro ideal aspiracional porque ni sabemos ni queremos hacer otra cosa en nuestro pasional e incoherente mundo.
Queremos dos casas, la de la rutina a la que llamamos hogar y la del campo o la playa para escaparnos cuando las cosas no salen como queremos.
Queremos dinero, mucho dinero para que no falle todo lo anterior y el Castillo no se vaya a la mierda.
Queremos reconocimiento porque somos incapaces de reconocernos nosotros mismos, mucho menos de conocernos y aceptarnos porque el susto puede ser cojonudo.
Queremos conseguir todo lo que seamos capaces de imaginar o desear.
Queremos triunfar, triunfar como si el vivir cada día y estar rodeado por la gente que quieres no fuese suficiente triunfo.
Triunfar y felicidad son las palabras más abstractas y sobrevaloradas de la RAE.
No aceptamos el no y tratamos de cambiarlo, suprimirlo y modificarlo para que algún día se convierta en un sí. Nos reinventamos y tratamos de avanzar porque siempre aspiramos a un sí y cuando lo conseguimos queremos un sí aún mejor, mientras sobrevivimos a frustraciones, ansiedades, obsesiones, miedos y mierdas mentales porque no somos capaces de gestionarlo.
Porque toda nuestra vida lo queramos o no depende de un sí. Todo lo que tenemos o queremos tener, nuestros sucesos y decisiones, por independientes que seamos pasan por el sí de alguien.
Todo esto viene porque el otro día escuché una entrevista de Tonucha Vidal* en la radio cuando iba de camino al AVE, y pensé: “algún día tendré mi sí, rotundo y sonoro.”
*Tonucha Vidal es una de las directoras de casting de Globomedia.
